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El tiempo, algunos pensadores lo han catalogado como la materia prima de la vida. Concuerdo con ellos, pues son las 24 horas de cada día las que la conforman.
La materia prima se puede usar para transformar o para fabricar productos que se ponen a la venta.
Así también el tiempo está a nuestra disposición para hacer algo con nuestra vida, para transformarla y hacer algo útil.
Por tanto, ¿Qué estamos haciendo y cómo estamos aprovechando nuestra materia prima? ¿estamos construyendo? ¿estamos transformando? ¿estamos innovando? ¿estamos creciendo? ¿Está nuestro tiempo bien canalizado?
Estas preguntas necesitan ser respondidas y entre más pronto mejor. La base que tengo para decir esto es lo que dice la biblia en Eclesiastés 12:1 “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.”
Los malos días hacen referencia a las dificultades de la vejez, si, tenemos que ver la vejez como la época de la cosecha, que aunque se batalle con enfermedades y con la perdida de nuestras facultades, tengamos el gozo de ver a nuestra familia unida, a nuestros hijos y nietos caminando en el temor de Dios, gozar del amor de ellos, así como gozar de la paz y tranquilidad de no tener rencores o enemistades con nadie, de tener el respeto de otros, de tener la satisfacción de haber servido fielmente en algún ministerio de nuestra iglesia, de haber compartido el evangelio a otros, de haber dado testimonio de una vida renovada en Cristo, en fin, se trata de poder decir como el Apóstol Pablo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” Tim. 4:7.
En este versículo la palabra clave es “He”, está palabra hace alusión a que Pablo durante el tiempo que duró su vida, que con la materia prima de su vida peleó, acabó y guardo hasta el final, de modo que tenía la certeza de lo que dice un versículo más adelante: “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor juez justo en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” 2 Tim. 4:8.
Pablo estaba seguro de su recompensa, de la corona de justicia, porque su tiempo lo había usado para edificar en el reino de Dios, y los frutos de ello fueron evidentes, por solo dar un ejemplo, a Pablo se le atribuyen 14 de los 27 escritos del Nuevo Testamento, estarán de acuerdo conmigo en que miles de personas a través de los siglos han sido edificados por las cartas de Pablo, esto es un indicador de que Pablo aprovechó el tiempo que duró su vida. Tuvo al final de sus días contentamiento.
Esta es la voluntad de Dios para nuestra vida, que al final de nuestros días tengamos esa misma satisfacción y gozo de poder decir “He”.
Así que, podemos concluir que el llamado de Dios es que aprovechemos bien el tiempo.
Pero ¿cómo? ¿Qué podemos empezar a hacer para que nuestro tiempo sea bien aprovechado?
Les comparto algunas directrices bíblicas que nos pueden ayudar, estas directrices que pondré no son todas las que contiene la biblia referente al tema, animo a que cada persona que este leyendo esta reflexión indague aún más en las escrituras sobre este punto, pero espero que lo que puedan encontrar aquí les sirva como un inicio y les dé un punto de partida.
Bien, en primer lugar, tomemos una firme resolución de comenzar a aprovechar nuestro tiempo.
Esto implica no confiarse en que tenemos muchos años de vida y que por el momento tenemos la libertad de distraernos y relajarnos de tomar las decisiones que sabemos que debemos tomar para aprovechar mejor el tiempo. Dice la biblia en Proverbios 24: 30-34: “Pasé junto al campo del hombre perezoso, Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento; Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, Ortigas habían ya cubierto su faz, Y su cerca de piedra estaba ya destruida. Miré, y lo puse en mi corazón; Lo vi, y tomé consejo. Un poco de sueño, cabeceando otro poco, Poniendo mano sobre mano otro poco para dormir; Así vendrá como caminante tu necesidad, Y tu pobreza como hombre armado.”
Este hombre del cual nos habla el proverbio no uso el tiempo para cuidar de su viña, se confió, se relajó, tal vez pensó que después tendría la oportunidad, o simplemente procrastino lo que tenía que hacer, pasó por su mente el pensamiento “luego lo hago, aún no está tan mal mi viña, todavía resiste un poco más así” o el famoso “ahorita” la biblia advierte que, si actuamos así, con el tiempo vendrán las consecuencias, y en algunos casos son irremediables.
Todo comienza con una firme resolución de aprovechar el día a día.
Por otra parte, como dice aquel viejo dicho “nadie tiene la vida comprada” es decir, no sabemos cuanto tiempo viviremos, cuanto nos queda de vida, esto mismo dice en Proverbios 27: 1 “No te jactes del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el día.” Así que, no nos podemos confiar. Nuestra materia prima es así, no renovable, es decir no podemos regresar el tiempo años atrás y no sabemos cuanto nos queda. Por tanto, cada día es una oportunidad de usar bien el tiempo. Tomemos la decisión hoy.
En segundo lugar, definamos prioridades
Y aquí la biblia habla por sí sola, Mateo 6:33ª “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,” Deuteronomio 6:5 “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas.”
Lo primero en nuestra vida debe ser Dios, nuestro tiempo de oración y de estudio de la biblia es lo primero, dicho de otra manera, lo primero en nuestra vida debe ser nuestra comunión con Dios.
A través de esta comunión crecemos, obtenemos sabiduría y discernimos su voluntad que es buena agradable y perfecta. El primer paso es definir un horario para tener este tiempo a solas con Dios, el cual muchos le llaman el devocional o la hora quieta. No nos neguemos la bendición de un tiempo así.
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Solo para definir mejor este punto, no olvidemos que prioridad no significa duración, es decir Dios no nos pide que dejemos nuestro tiempo laboral para estar a solas con El, pero si debemos dar en el algún momento del día ese tiempo de nuestra comunión.
Como tercer punto, definamos un tiempo durante la semana para fortalecer la comunión con nuestra familia, para fortalecer las relaciones, y para servir a Dios con nuestros dones y habilidades.
Varias ocasiones leemos en las escrituras la frase “los unos a los otros” veamos unos ejemplos “Amaos los unos a los otros” Ro. 12:10”; “…servíos por amor los unos a los otros” Gal. 5:13b. Y así hay muchos otros textos similares, pero con solo estos dos versículos pensemos ¿A quienes debemos mostrarles amor por medio de actos de servicio? A nuestra familia por supuesto y en segundo lugar a los miembros del cuerpo de Cristo, es decir, la Iglesia, dice 1 Corintios 12:27 “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular”. Es necesario nuestro servicio dentro de la Iglesia para la edificación de otros creyentes. Y para ello se requiere de nuestro tiempo.
Claro está, también es valido darse el tiempo para descansar, sea reposando o por medio de actividades de esparcimiento
Solamente cuidemos y analicemos la naturaleza de estas actividades, por ejemplo, si vamos a ver una película, simplemente cuidemos que no sea una película que promueva cosas que están fuera de la voluntad de Dios, como un lenguaje malsano, por ejemplo, busquemos contenidos lo más sano posible, observar cosas con una naturaleza harán infructuoso nuestro tiempo.
Y claro está también que el tiempo a nuestro trabajo o estudios es necesario hacerlo. Pero esta actividad por ser necesaria no la hace estar por encima de Dios o nuestra familia o nuestra Iglesia.
Pidamos a Dios sabiduría para saber como distribuir nuestro tiempo durante el día y la semana para poder abarcar todas y cada una de las prioridades que Él ha determinado para nosotros.
El obrar así, producirá fruto en nuestra vida el cual nos producirá satisfacción, lo cual nos mostrará que invertimos bien nuestro tiempo, nuestra materia prima, en cosas no meramente terrenales sino en lo que trasciende para la eternidad, dice la Biblia “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” Gal. 6:9.
Espero esta reflexión te haya ayudado y edificado, pide a Dios fuerza para hacer los ajustes necesarios para mejor manejo de tu tiempo y organizar las prioridades puestas por Dios, veras que Él comenzará a obrar para beneficio de tu vida, cuando comiences a hacerlo, dependiendo día a día de Él.
Que Dios te bendiga y dirija.
¡Nos encantaría leerte, déjanos saber tu opinión abajo en la sección de comentarios!
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